26 de enero de 2012

Son mis estrellitas...

A los expertos en ilusiones nos gustan mucho los detalles, por eso cuidamos incluso lo que puedan parecer tonterías de todos nuestros productos y de nuestro servicio: revisamos la ortografía de cada una de las cartas, preparamos sellos de lacre con antelación para seleccionar los más bonitos, cortamos el lazo a la medida exacta para que quede perfecto, descartamos sobres o certificados con alguna imperfección... Todo esto nos supone un coste y un tiempo, pero creemos que esos pequeños detalles son los que nos diferencian de la competencia y confiamos en que los clientes valoren nuestros detalles. 

Otra de nuestras virtudes (no, ni los Reyes, ni Papá Noel, ni el Ratoncito tienen abuelas, así que nos podemos permitir esta licencia ;) ... ) es que no paramos de pensar y buscar (o imaginar porque a veces no tenemos presupuesto para algunas cosas) como mejorar nuestras webs, nuestros productos, nuestro servicio, nuestra comunicación, etc. y una tarde de compras en una papelería encontramos una troqueladora de papel con forma de estrella para hacer manualidades y pensamos que sería bonito incluir unas cuantas estrellas de papel amarillo en las cartas de los Reyes Magos, ya que la estrella es uno de sus símbolos. Algo así:
Y fue una gran idea: al abrir la carta las estrellas saltan con un divertido efecto confetti y los niños alucinan. Los papás y mamás no deben estar tan contentos porque las estrellas siguen apareciendo días después por todas partes, pero seguro que compensa la carita emocionada de los niños.

Una de las anécdotas más divertidas con las estrellitas fue la de un niño que abrió la carta en su portal y toooodas las estrellitas se cayeron al suelo. Emocionado y nerviosísimo leyó la carta entera (imagináos al típico niño que acaba de aprender a leer, leyendo torpemento, despacito ... ¡Qué monada!) y al terminarla su abuela le dijo que había que subir a casa a merendar, pero él quería recoger todas sus estrellitas: "Abuela, son mis estrellitas...", decía mientras recogía cada una de las estrellitas esparcidas por el suelo del portal. La abuela esperó paciente a que todas estuvieran a buen recaudo y al llegar a casa nos llamó para contarnos la anécdota. ¡Aquí se nos caía la baba (a nosotras y a los Reyes)!

Hay muchas otras anécdotas con las famosas estrellitas: niños que las cambian de bolsillo en bolsillo de pantalón para llevarlas siempre con ellos, hay quien duerme con ellas, quien las guarda en una cajita... Todas estas tiernas historias hacen que sigamos manteniendo las estrellas en nuestras cartas, a pesar de ser un coste y un trabajo extra para nosotras, pero está claro que los niños sí se fijan mucho en todos los detalles, que a veces a ojos de un adulto no son perceptibles o relevantes (debe ser algo que se pierde al crecer, una pena...). Y en nuestro negocio ellos, los niños, y su ilusión es lo más importante.

Un beso mágico y hasta pronto...

1 comentario:

  1. Precioso post Anna!.

    Es cierto, conforme nos hacemos adultos dejamos de tener esa sensibilidad que tienen los niños de fijarse en los detalles y además darles al importancia que merecen.

    Ahora a buscar una troqueladora en forma de diente! jeje!

    Besos!

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